Valorar, es aquello que nos cuesta tanto y que cobra sentido cuando vemos pasar por nuestros ojos lo más cercano a la pérdida.

Muchas veces en nuestra juventud, los padres pueden parecer un poco cansones o repetitivos, hay quienes llegan a aborrecerlos totalmente, o sentir que no cuentan con el apoyo de quienes le han traído al mundo, pues ¡¡oye no te digo que este sea tu caso!! Y por lo mismo dejan de valorar el tener unos padres sanos, vivos o trabajadores...pero cuando a papá o mamá estuvo en una situación de peligro a muerte, tal vez veas pasar frente a tus ojos el amor y valor que tienen en tu vida, es temprano para recapacitar, sí. No esperes que la muerte te sorprenda para valorar.

El trabajo que tu tienes otro lo desea, nos quejamos de el trabajo que tenemos ya sea porque es muy cansón o pagan muy poco bajo tu perspectiva. Pero te aseguro que allá afuera hay otro deseándo ese lugar de trabajo que tu tienes. Muchos se preguntarán, ¿y entonces? Me conformo con un trabajo "Miserable" pues la respuesta es no, pero la queja sólo te hunde más, actúa, progresa y valora lo que tienes en el momento.

"Tal vez si fuera más bonito, más delgado, o un poquito más gordo me vería mejor" estas completo, y debes agradecer que tienes tus manos y pies perfectos. Vivimos de quejas que nos incapacitan para ver la belleza en nosotros.

Debería hacerse hábito agradecer por lo que tenemos a diario, por tu casa, tu familia, tu empleo, tus padres. No esperar a que la rutina de vida cambie negativamente para empezar a valorar lo que antes teníamos, es lo que nos pasa a muchos...