Me encanta ser el desastre que soy.
Unos días furia, y tempestad, otros calma en la orilla del mar.
Unos días tengo la lujuria a flor de piel,
hambrienta de carne y sangre y otros soy una minina nada más.
Unos días quiero sacar el veneno maléfico
y mostrar mi dedo, pero luego recuerdo
que mi energía es sagrada y no esta para desperdiciarla.

Y en todos mis estados y desastres siempre habrá algo que no cambiará. Y es mi ser, mi esencia, lo que lleva dentro y poco muestro.
Mi palabra vale y lo demuestro y no me revuelco en el fango para decir que sí puedo...
Fastidiar a quien quiero.
Suficiente es ser quién soy para dejar sin luz a un ciego.

Y me siento orgullosa de este corazón que todavía late y se enternece en el amor.
Me enorgullecen mis cicatrices, mis batallas, las perdidas y ganadas.
Simplemente levanto mi cara y sigo aunque temblando mis piernas caigan.

Y no necesito amarrar a nadie, mucho menos dar lástima.
El que se queda es porqué encontró en mí
lo que siempre anhelaba. Y el que se va, lo bendigo y le deseo lo mejor de lo mejor, me hago a un lado, le dejo el camino libre
para que vuele a donde se sienta feliz.

Así de rara soy, ese es mi desastre, llevar un caos en mi corazón, una explosión de sentimientos en mi alma, y una oración de bendición para el enemigo, pues él no ha entendido qué es perder a lo que se ama. Y a lo que se ama no se le daña.

-Paola Maldonado
Post Y Sin Embargo Te quiero
Me encanta ser el desastre que soy. Unos días furia, y tempestad, otros calma en la orilla del mar. Unos días tengo la lujuria a flor de piel, hambrienta de carne y sangre y otros soy una minina nada más. Unos días quiero sacar el veneno maléfico y mostrar mi dedo, pero luego recuerdo que mi energía es sagrada y no esta para desperdiciarla. Y en todos mis estados y desastres siempre habrá algo que no cambiará. Y es mi ser, mi esencia, lo que lleva dentro y poco muestro. Mi palabra vale y lo demuestro y no me revuelco en el fango para decir que sí puedo... Fastidiar a quien quiero. Suficiente es ser quién soy para dejar sin luz a un ciego. Y me siento orgullosa de este corazón que todavía late y se enternece en el amor. Me enorgullecen mis cicatrices, mis batallas, las perdidas y ganadas. Simplemente levanto mi cara y sigo aunque temblando mis piernas caigan. Y no necesito amarrar a nadie, mucho menos dar lástima. El que se queda es porqué encontró en mí lo que siempre anhelaba. Y el que se va, lo bendigo y le deseo lo mejor de lo mejor, me hago a un lado, le dejo el camino libre para que vuele a donde se sienta feliz. Así de rara soy, ese es mi desastre, llevar un caos en mi corazón, una explosión de sentimientos en mi alma, y una oración de bendición para el enemigo, pues él no ha entendido qué es perder a lo que se ama. Y a lo que se ama no se le daña. -Paola Maldonado Post Y Sin Embargo Te quiero
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