SE ME VINO LA NOCHE
He visto los últimos matices
del atardecer
con el sol colgando en el poniente
como una gota de ámbar,
suspendida, fulgente
sobre el valle inhóspito de mis pesares.
Vi una encina reseca
custodiando la alfombra marchita
de la hojarasca inerte,
cual atalaya leñoso que impasible
aguardaba por la caricia liquida
que traían tus nubes;
celoso guardián, testigo mudo
del enjambre de mariposas amarillas
anticipando la primavera
con el roce de seda de sus alas.
Pero eso fue ayer…
Porque ahora una bruma espesa
de embriaguez y monotonía
te va desdibujando
a medida que la gota del sol
se descuelga por la añosa encina
en las sombras sin prisa
de una irredimible noche
que desierta de mariposas amarillas
no me dejan recordarte como entonces.
SE ME VINO LA NOCHE He visto los últimos matices del atardecer con el sol colgando en el poniente como una gota de ámbar, suspendida, fulgente sobre el valle inhóspito de mis pesares. Vi una encina reseca custodiando la alfombra marchita de la hojarasca inerte, cual atalaya leñoso que impasible aguardaba por la caricia liquida que traían tus nubes; celoso guardián, testigo mudo del enjambre de mariposas amarillas anticipando la primavera con el roce de seda de sus alas. Pero eso fue ayer… Porque ahora una bruma espesa de embriaguez y monotonía te va desdibujando a medida que la gota del sol se descuelga por la añosa encina en las sombras sin prisa de una irredimible noche que desierta de mariposas amarillas no me dejan recordarte como entonces.
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