“Al Poeta”

Quizás sea un poco exigente y odiosa, quizás sea orgullosa y metódica, quizás tengo tanta imperfección junta, que un defecto de más le vendría bien a mí personalidad.

Pero entre todo eso amo la buena lectura, esa que te deja algo, que te mueve el piso, o te pone en frente del espejo para ver la luz de tu alma, y es esa lectura en la que dices: ¡Wow, es cómo si me conociera!, ¡Wow, me ha leído el pensamiento! y ahí es dónde me enamoro de las letras del Poeta.

Así es, me enamoro de su sensibilidad, de su arrogancia, de su suavidad y de la tosquedad, de su paz y de su guerra, de la manera en que ama y deja, de esa en la que agarra y ya no suelta, de esa en la muestra la valentía de amar a una mujer de verdad, ¡Sí!, es ahí en donde suspiro por sus letras.

Y sueño, me elevo, e imagino que es a mí a quien dibuja tan sutilmente en cada línea, que perfila mi rostro con delicadeza y le pone color con su lápiz rojo a mi sonrisa. Imagino que soy yo la que desnuda y deja al descubierto y a la misma vez, borrar en el lienzo cualquier pensamiento negativo, para vestirme de “Amor propio”, y así mostrarme elegante y con clase.

Y en otras ocasiones, me hace sentir esa pasión, esa fogosidad acompañada de la perversidad en sus manos, esas que tocan entre líneas cada rincón de mi ser, deseando ser yo la mujer que inspira su papel.

Hay tantas cosas que se siente cuando te conectas con un Poeta, que mil palabras más, no alcanzarían para descifrar la magia del escritor y menos saber el sentimiento que vive en silencio y en su corazón el lector.
“Al Poeta” Quizás sea un poco exigente y odiosa, quizás sea orgullosa y metódica, quizás tengo tanta imperfección junta, que un defecto de más le vendría bien a mí personalidad. Pero entre todo eso amo la buena lectura, esa que te deja algo, que te mueve el piso, o te pone en frente del espejo para ver la luz de tu alma, y es esa lectura en la que dices: ¡Wow, es cómo si me conociera!, ¡Wow, me ha leído el pensamiento! y ahí es dónde me enamoro de las letras del Poeta. Así es, me enamoro de su sensibilidad, de su arrogancia, de su suavidad y de la tosquedad, de su paz y de su guerra, de la manera en que ama y deja, de esa en la que agarra y ya no suelta, de esa en la muestra la valentía de amar a una mujer de verdad, ¡Sí!, es ahí en donde suspiro por sus letras. Y sueño, me elevo, e imagino que es a mí a quien dibuja tan sutilmente en cada línea, que perfila mi rostro con delicadeza y le pone color con su lápiz rojo a mi sonrisa. Imagino que soy yo la que desnuda y deja al descubierto y a la misma vez, borrar en el lienzo cualquier pensamiento negativo, para vestirme de “Amor propio”, y así mostrarme elegante y con clase. Y en otras ocasiones, me hace sentir esa pasión, esa fogosidad acompañada de la perversidad en sus manos, esas que tocan entre líneas cada rincón de mi ser, deseando ser yo la mujer que inspira su papel. Hay tantas cosas que se siente cuando te conectas con un Poeta, que mil palabras más, no alcanzarían para descifrar la magia del escritor y menos saber el sentimiento que vive en silencio y en su corazón el lector.
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