Qué rico es besar con toda la lengua.
Qué rico es sostenerlas bien del cuello
y con los pulgares dirigir la mandíbula.
Qué rico cuando las bocas
se abotonan tan bien,
como si se estuvieran fundiendo.

Qué rico es sujetarlas fuerte,
con una mano en la nuca
y sentir los cabellos entre los dedos.
Qué rico es sentir la saliva tibia,
la respiración femenina.
Qué rico es m a n o s e a r l a s todas.
Qué rico cuando ellas mismas te toman
de la mano y la meten entre sus b r a g a s,
y sientes esa babosidad c a l i e n t e
escurriéndose entre los dedos...
¿has notado que no se desabrochan
nunca el pantalón?...
jamás...
solo abren sus piernitas
y dirigen tu mano...
o separan de su bajo vientre su
pantaloncito con el dedo pulgar,
para darte acceso a su parte más í n t i m a.
Y, si me lo preguntas a mí,
no sé cuál de las dos me e x c i t a más...

Qué rico cuando ellas se empiezan a mover,
cuando se presionan fuerte hacia tu mano,
cuando comienzan a j a d e a r,
cuando no saben ni de donde sosterse,
te toman del cabello,
de la barba,
del cuello...
ella se monta en tu mano
pero de una forma desesperante,
de una forma intranquila
porque ellas,
una vez que han perdido el control
les es difícil comportarse con decencia.

Qué rico besarlas mientras las d e d e a s.
Qué rico besarlas mientras las c u l e a s,
cuando sonrien después del
beso pero sin dejar de c u l e a r,
sin dejar de moverse,
ellas siguen batiendo todo su interior...

esa maldita sonrisa que hacen
es de las más perversas que
le conocerás a una mujer.

Qué rico
cuando abren su boquita
porque ya no pueden más,
están g i m i e n d o mucho...

la nena va a tener su o r g a s m o...

y tú la sigues besando,
la sigues c h u p a n d o,
la sigues c u l e a n d o.
Qué rico es besar con toda la lengua. Qué rico es sostenerlas bien del cuello y con los pulgares dirigir la mandíbula. Qué rico cuando las bocas se abotonan tan bien, como si se estuvieran fundiendo. Qué rico es sujetarlas fuerte, con una mano en la nuca y sentir los cabellos entre los dedos. Qué rico es sentir la saliva tibia, la respiración femenina. Qué rico es m a n o s e a r l a s todas. Qué rico cuando ellas mismas te toman de la mano y la meten entre sus b r a g a s, y sientes esa babosidad c a l i e n t e escurriéndose entre los dedos... ¿has notado que no se desabrochan nunca el pantalón?... jamás... solo abren sus piernitas y dirigen tu mano... o separan de su bajo vientre su pantaloncito con el dedo pulgar, para darte acceso a su parte más í n t i m a. Y, si me lo preguntas a mí, no sé cuál de las dos me e x c i t a más... Qué rico cuando ellas se empiezan a mover, cuando se presionan fuerte hacia tu mano, cuando comienzan a j a d e a r, cuando no saben ni de donde sosterse, te toman del cabello, de la barba, del cuello... ella se monta en tu mano pero de una forma desesperante, de una forma intranquila porque ellas, una vez que han perdido el control les es difícil comportarse con decencia. Qué rico besarlas mientras las d e d e a s. Qué rico besarlas mientras las c u l e a s, cuando sonrien después del beso pero sin dejar de c u l e a r, sin dejar de moverse, ellas siguen batiendo todo su interior... esa maldita sonrisa que hacen es de las más perversas que le conocerás a una mujer. Qué rico cuando abren su boquita porque ya no pueden más, están g i m i e n d o mucho... la nena va a tener su o r g a s m o... y tú la sigues besando, la sigues c h u p a n d o, la sigues c u l e a n d o.
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