El dueño de mis perversiones...

En cuatro, embistiendo con fuerza como una fiera, sujetando fuerte mis caderas, cómo si quisiera huir de tremenda cøgida que me daba,
Mi piel ardiendo con cada azote en mis nalgās, abriéndolas escupiendo y con su pulgar acariciando dilatando mi otra cavidad,
Perdido en la locura de su deseo, escucho sus gemidos, obscenidades salen de su boca cuando su pulgar logra entrar,
Su sudor goteando en mi traserø, mi mano masturbandøme mientras su vergą entra y sale.
Mi entre pierna ya escurriendo, un intenso ørgasmø sacudiendo mi cuerpo,
Levanta aún más mi traserø siento su miembrø entrando donde su dedo logró dilatar, despacio, poco a poco invadiendo mi apretada cavidad, grito de dolor, gimø de placer, aferrada a la sábana,mis piernas comienzan a temblar cuando mi entrepierna se vuelve un manantial.
El sigue embistiendo, lo siento palpitar, la saca y siento su caliente elixir en mis nalgas derramar.

Es todo un semental,
Un gran amante, siempre dispuesto a complacerme,
A él me entrego sin inhibiciones,
El es el dueño de mis perversiones.

HL
Lucero Ángel
El dueño de mis perversiones... En cuatro, embistiendo con fuerza como una fiera, sujetando fuerte mis caderas, cómo si quisiera huir de tremenda cøgida que me daba, Mi piel ardiendo con cada azote en mis nalgās, abriéndolas escupiendo y con su pulgar acariciando dilatando mi otra cavidad, Perdido en la locura de su deseo, escucho sus gemidos, obscenidades salen de su boca cuando su pulgar logra entrar, Su sudor goteando en mi traserø, mi mano masturbandøme mientras su vergą entra y sale. Mi entre pierna ya escurriendo, un intenso ørgasmø sacudiendo mi cuerpo, Levanta aún más mi traserø siento su miembrø entrando donde su dedo logró dilatar, despacio, poco a poco invadiendo mi apretada cavidad, grito de dolor, gimø de placer, aferrada a la sábana,mis piernas comienzan a temblar cuando mi entrepierna se vuelve un manantial. El sigue embistiendo, lo siento palpitar, la saca y siento su caliente elixir en mis nalgas derramar. Es todo un semental, Un gran amante, siempre dispuesto a complacerme, A él me entrego sin inhibiciones, El es el dueño de mis perversiones. HL Lucero Ángel
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