El siniestro ataque de la avispa esmeralda
Este insecto parasitoide es la peor pesadilla de la cucaracha, de la que se adueña para criar a su descendencia.

La avispa esmeralda se adueña de la voluntad de la cucaracha para criar en ella a su descendencia.

EN SÍNTESIS
La avispa esmeralda es un parasitoide que depreda a la cucaracha americana para suministrar alimento vivo a sus larvas. Con ese fin inyecta un veneno nervioso que la domeña y le permite sepultarla en vida, junto a un huevo suyo.

Nuevos estudios han desvelado detalles inéditos del proceso, así como las medidas defensivas que adopta la cucaracha para no caer presa.

La larva naciente depende de la pericia materna para hallar el punto débil en el cuerpo acorazado de la cucaracha. Si no lo encuentra, muere de inanición.

Aún no habéis entendido a qué os estáis enfrentando. Es el organismo perfecto. Solo su hostilidad iguala su perfección anatómica. Admiro su pureza. Es un superviviente al que no le refrenan la conciencia, los remordimientos ni las ilusiones de moralidad.» Así describe el androide Ash al monstruo extraterrestre concebido por el director de cine Ridley Scott, en una célebre escena de su gran éxito Alien: el octavo pasajero, de 1979. La película causó pesadillas a toda una generación de aficionados a la ciencia ficción, con el relato de una criatura alienígena que se aferra al rostro de los tripulantes de la astronave Nostromo y les implanta un embrión que tiempo más tarde emerge violentamente del pecho de la víctima. Desde el punto de vista científico, el alienígena es un parasitoide, un organismo que, a diferencia de la mayoría de los parásitos, acaba matando a su hospedador. Nadie que haya visto la película olvida, por mucho que quiera, el modo en que se multiplica.

Hace poco no he podido sino compartir algunas de las opiniones de Ash sobre los parasitoides que brotan del pecho. Pero no me juzguen mal. No me refiero a ningún monstruo horripilante venido del espacio exterior, sino a lo más parecido que tenemos aquí, en la Tierra: la avispa esmeralda Ampulex compressa, un himenóptero parasitoide que se adueña de la voluntad de la cucaracha americana.

Un depredador nato
Insectos que convierten a otros en zombis
La temible y electrizante anguila
Me presentaré: soy neurobiólogo y cada otoño imparto un curso sobre el cerebro y el comportamiento animal en la Universidad Vanderbilt, en Tennessee. En el día de difuntos me gusta compartir con mis alumnos una pequeña nota siniestra de biología —es una forma memorable de aprender conceptos básicos de neurociencia—. Cuando empecé a hablar en mis clases de la avispa esmeralda, quedé tan cautivado por ella que hice traer algunos individuos a mi laboratorio para observar su comportamiento con mis propios ojos. Comencé con algo sencillo, como tomar fotografías y rodar algunas filmaciones para mis clases, pero no tardé en emprender una investigación en toda regla sobre este sorprendente insecto. Ya era sabido que la avispa es un parasitoide, pero gracias a los experimentos que he llevado a cabo en los últimos años he averiguado que es aún más notable de lo que se creía. Y la cucaracha también hace alarde de ingenio.

Tomar el control
Antes de los descubrimientos que despertaron mi admiración por este himenóptero, les explicaré cómo llamó la atención de los científicos por primera vez. La hembra de la avispa esmeralda tiene una sola misión: hallar un anfitrión que sirva de alimento para sus larvas. Como tantos otros tipos de parasitoides, es una especialista con una única opción; en su caso, la cucaracha Periplaneta americana. La identidad de la víctima es una de las razones por las que la avispa cae tan bien, incluso a las personas que padecen fobia a los insectos. Dice el proverbio: el enemigo de mi enemigo es mi amigo.

Sin embargo, los biólogos la admiran por su notable táctica de caza. Frederic Libersat, de la Universidad Ben Gurion del Negev, en Israel, y sus colaboradores (entre ellos el especialista en venenos Michael Adams, de la Universidad de California en Riverside) han realizado una serie de estudios impecables que hilvanan un relato digno de la ciencia ficción. Todo comienza cuando una hembra de avispa esmeralda localiza a una infortunada cucaracha.
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El siniestro ataque de la avispa esmeralda Este insecto parasitoide es la peor pesadilla de la cucaracha, de la que se adueña para criar a su descendencia. La avispa esmeralda se adueña de la voluntad de la cucaracha para criar en ella a su descendencia. EN SÍNTESIS La avispa esmeralda es un parasitoide que depreda a la cucaracha americana para suministrar alimento vivo a sus larvas. Con ese fin inyecta un veneno nervioso que la domeña y le permite sepultarla en vida, junto a un huevo suyo. Nuevos estudios han desvelado detalles inéditos del proceso, así como las medidas defensivas que adopta la cucaracha para no caer presa. La larva naciente depende de la pericia materna para hallar el punto débil en el cuerpo acorazado de la cucaracha. Si no lo encuentra, muere de inanición. Aún no habéis entendido a qué os estáis enfrentando. Es el organismo perfecto. Solo su hostilidad iguala su perfección anatómica. Admiro su pureza. Es un superviviente al que no le refrenan la conciencia, los remordimientos ni las ilusiones de moralidad.» Así describe el androide Ash al monstruo extraterrestre concebido por el director de cine Ridley Scott, en una célebre escena de su gran éxito Alien: el octavo pasajero, de 1979. La película causó pesadillas a toda una generación de aficionados a la ciencia ficción, con el relato de una criatura alienígena que se aferra al rostro de los tripulantes de la astronave Nostromo y les implanta un embrión que tiempo más tarde emerge violentamente del pecho de la víctima. Desde el punto de vista científico, el alienígena es un parasitoide, un organismo que, a diferencia de la mayoría de los parásitos, acaba matando a su hospedador. Nadie que haya visto la película olvida, por mucho que quiera, el modo en que se multiplica. Hace poco no he podido sino compartir algunas de las opiniones de Ash sobre los parasitoides que brotan del pecho. Pero no me juzguen mal. No me refiero a ningún monstruo horripilante venido del espacio exterior, sino a lo más parecido que tenemos aquí, en la Tierra: la avispa esmeralda Ampulex compressa, un himenóptero parasitoide que se adueña de la voluntad de la cucaracha americana. Un depredador nato Insectos que convierten a otros en zombis La temible y electrizante anguila Me presentaré: soy neurobiólogo y cada otoño imparto un curso sobre el cerebro y el comportamiento animal en la Universidad Vanderbilt, en Tennessee. En el día de difuntos me gusta compartir con mis alumnos una pequeña nota siniestra de biología —es una forma memorable de aprender conceptos básicos de neurociencia—. Cuando empecé a hablar en mis clases de la avispa esmeralda, quedé tan cautivado por ella que hice traer algunos individuos a mi laboratorio para observar su comportamiento con mis propios ojos. Comencé con algo sencillo, como tomar fotografías y rodar algunas filmaciones para mis clases, pero no tardé en emprender una investigación en toda regla sobre este sorprendente insecto. Ya era sabido que la avispa es un parasitoide, pero gracias a los experimentos que he llevado a cabo en los últimos años he averiguado que es aún más notable de lo que se creía. Y la cucaracha también hace alarde de ingenio. Tomar el control Antes de los descubrimientos que despertaron mi admiración por este himenóptero, les explicaré cómo llamó la atención de los científicos por primera vez. La hembra de la avispa esmeralda tiene una sola misión: hallar un anfitrión que sirva de alimento para sus larvas. Como tantos otros tipos de parasitoides, es una especialista con una única opción; en su caso, la cucaracha Periplaneta americana. La identidad de la víctima es una de las razones por las que la avispa cae tan bien, incluso a las personas que padecen fobia a los insectos. Dice el proverbio: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Sin embargo, los biólogos la admiran por su notable táctica de caza. Frederic Libersat, de la Universidad Ben Gurion del Negev, en Israel, y sus colaboradores (entre ellos el especialista en venenos Michael Adams, de la Universidad de California en Riverside) han realizado una serie de estudios impecables que hilvanan un relato digno de la ciencia ficción. Todo comienza cuando una hembra de avispa esmeralda localiza a una infortunada cucaracha. https://api.rhabits.io/storage/uploads/posts/4187/159653-post-video.mp4
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