No, no me arrepiento de haber sido su amante.
¡Nunca lo haría!
No quiero confesarme
cuando esté muriendo
y pedir perdón por haberme
enamorado de un hombre ajeno,
no lo haré, juro que no lo haré.
Arrepentirme de haber sido
su amante nunca lo he estado,
¿Cómo podría?
Sí fui inmensamente deseada,
hice las locuras más ricas,
las horas con él fueron fascinantes,
verme ahí desnuda bajo su cuerpo
con las codos recargados en la cama
sintiendo como entraba en mi cuerpo,
como separaba mis n a l /g a s para vivirme
para hacerme temblar, yo amaba verle
los ojos, olerlo, abrazarlo, su voz mi música,
sus manos mi locura, sus muslos mi
viaje favorito, su cinismo mi vicio.
No, no me arrepiento de haber sido
su amante, de que me llamara en la
madrugada y me pidiera verme al amanecer
para calmar sus ganas, las mías también.
Yo le queria todo el tiempo, con una pasión
que no paraba, con un vientre ansioso de él,
Le amaba con una maldita fuerza que yo no
dominaba, estaba enferma de él y lo
disfrutaba, lo soñaba recorriendo cada
espacio mío, lo imaginaba corriendose en
mi cara, en mi boca, dentro mío, en mi vida.
Fuí su amante, la de ratitos, la que
bailaba con su camisa puesta cuando
él dormía después de haberme echo
gritar como la mejor P U /T A cuando
me cogía con esa desesperación, yo no
me pertenecía, amaba todo con él, los
juegos, los azotes, los besos en el auto,
sus dedos mastu/rbándome en la carretera,
en la última vez que nos vimos en el jacuzzi.
Era la loca que no paraba de soñar, de llorar
por nunca haber sido más que su amante,
No, él no me quería como yo a él pero
¿Qué importaba? Yo sentía todo, yo
era mágica y la amante de los
ojos más bonitos por cómo lo miraba.
No, no me arrepiento de él, de sus
palabras, de sus mentiras, de lo
caótico, y no me importa que me señalen,
qué me digan que eso no era amor, que
jamás iba a tener un lugar en su vida,
fuí su amante por gusto, por caliente,
porque me gustaba, porque se me hizo
fácil, porque odiaba las reglas y los
límites no los conocía, porque lo conocí
y me encantó, porque me acosté con él
y encajé en todo, porque le gustaba mi
cuerpo, mis piernas gordas y los
bordes de abdomen.
Fuí su amante y yo me creía una Diosa
cabalgando montada en él, cuando me
daba duro a las seis de la mañana en un
hotel de paso,y luego me hacía el amor
tiernamente a las tres de la tarde.
Cuando hablábamos mientras nos
caía el agua tibia porque no le gusta el
agua caliente, fui su amante pero le conocí
los gustos, los gestos, la piel, las
cicatrices, me faltó contarle las pestañas
pero me distraía su mirada y cuando él dormía
yo no hacía más que verlo ahí postrado
esperando que me volviera a poner contra
la cama con el c u l o hacía sus ojos
y su voz llamándome por mi nombre
y diciéndome que era suya,
completamente suya.
¡Tenía razón! Lo era...
Fuí su amante, y no me arrepiento,
no quiero, no hay oración que me salve,
no hay ninguna justificación que me
libere, fui pecado y honestamente
volvería a repetir todos esos días sin
cambiar ninguna escena, bueno...
Talvez solo agregaría más encuentros
y qué una sola vez me mirara bailar
de felicidad.
Fuí su amante, la más odiosa, la
más cariñosa, la menos
Perversa, pero la más tierna, la más
Enferma de amor por él.
Fuí su amante y no, no me arrepiento.
Yika
No, no me arrepiento de haber sido su amante.
¡Nunca lo haría!
No quiero confesarme
cuando esté muriendo
y pedir perdón por haberme
enamorado de un hombre ajeno,
no lo haré, juro que no lo haré.
Arrepentirme de haber sido
su amante nunca lo he estado,
¿Cómo podría?
Sí fui inmensamente deseada,
hice las locuras más ricas,
las horas con él fueron fascinantes,
verme ahí desnuda bajo su cuerpo
con las codos recargados en la cama
sintiendo como entraba en mi cuerpo,
como separaba mis n a l /g a s para vivirme
para hacerme temblar, yo amaba verle
los ojos, olerlo, abrazarlo, su voz mi música,
sus manos mi locura, sus muslos mi
viaje favorito, su cinismo mi vicio.
No, no me arrepiento de haber sido
su amante, de que me llamara en la
madrugada y me pidiera verme al amanecer
para calmar sus ganas, las mías también.
Yo le queria todo el tiempo, con una pasión
que no paraba, con un vientre ansioso de él,
Le amaba con una maldita fuerza que yo no
dominaba, estaba enferma de él y lo
disfrutaba, lo soñaba recorriendo cada
espacio mío, lo imaginaba corriendose en
mi cara, en mi boca, dentro mío, en mi vida.
Fuí su amante, la de ratitos, la que
bailaba con su camisa puesta cuando
él dormía después de haberme echo
gritar como la mejor P U /T A cuando
me cogía con esa desesperación, yo no
me pertenecía, amaba todo con él, los
juegos, los azotes, los besos en el auto,
sus dedos mastu/rbándome en la carretera,
en la última vez que nos vimos en el jacuzzi.
Era la loca que no paraba de soñar, de llorar
por nunca haber sido más que su amante,
No, él no me quería como yo a él pero
¿Qué importaba? Yo sentía todo, yo
era mágica y la amante de los
ojos más bonitos por cómo lo miraba.
No, no me arrepiento de él, de sus
palabras, de sus mentiras, de lo
caótico, y no me importa que me señalen,
qué me digan que eso no era amor, que
jamás iba a tener un lugar en su vida,
fuí su amante por gusto, por caliente,
porque me gustaba, porque se me hizo
fácil, porque odiaba las reglas y los
límites no los conocía, porque lo conocí
y me encantó, porque me acosté con él
y encajé en todo, porque le gustaba mi
cuerpo, mis piernas gordas y los
bordes de abdomen.
Fuí su amante y yo me creía una Diosa
cabalgando montada en él, cuando me
daba duro a las seis de la mañana en un
hotel de paso,y luego me hacía el amor
tiernamente a las tres de la tarde.
Cuando hablábamos mientras nos
caía el agua tibia porque no le gusta el
agua caliente, fui su amante pero le conocí
los gustos, los gestos, la piel, las
cicatrices, me faltó contarle las pestañas
pero me distraía su mirada y cuando él dormía
yo no hacía más que verlo ahí postrado
esperando que me volviera a poner contra
la cama con el c u l o hacía sus ojos
y su voz llamándome por mi nombre
y diciéndome que era suya,
completamente suya.
¡Tenía razón! Lo era...
Fuí su amante, y no me arrepiento,
no quiero, no hay oración que me salve,
no hay ninguna justificación que me
libere, fui pecado y honestamente
volvería a repetir todos esos días sin
cambiar ninguna escena, bueno...
Talvez solo agregaría más encuentros
y qué una sola vez me mirara bailar
de felicidad.
Fuí su amante, la más odiosa, la
más cariñosa, la menos
Perversa, pero la más tierna, la más
Enferma de amor por él.
Fuí su amante y no, no me arrepiento.
Yika